Después de unas cuantas aventuras, tanto como DM, como jugador, tengo que reconocer que con D&D5 les ha quedado un sistema ágil y simple, en el que se potencia más el rol que los números, con clases de personajes con mucho color y con habilidades muy interesantes. Sin embargo el sistema de competencia hace la progresión muy lenta y un pj se tira 4 niveles sabiendo hacer lo mismo, así como combatir. Aunque esto no chirría demasiado si la aventura tiene una mezcla de todo.
Por otro lado los conjuros nuevos son muy vistosos, y los cantrips son suficientemente poderosos para que se usen a menudo.
Por ahora sólo he jugado un brujo, que es bastante interesante. En el grupo no teníamos ni pícaro, ni nadie que curase, tan solamente un monje y un mago, y aún así salimos airosos de varios combates mortales de necesidad. Y cuando dirigía el otro jugador era un bardo, que aportó la magia curativa necesaria para mantener al grupo con vida.
Es una buena versión que ayuda a recuperar el ambiente de D&D, aunque por ahora juguemos en nuestro mundo de Alamar.